Esta metodología, se aplica en diferentes ámbitos, desde el diseño de productos y servicios hasta la innovación social y educativa.
Se compone de cinco fases: empatizar, definir, idear, prototipar y testear. En cada una de sus fases se utilizan herramientas y técnicas específicas que ayudan a entender las necesidades y deseos de los clientes o consumidores, generando soluciones innovadoras, verificables y mejorarlas.
- Empatizar: consiste en observar e interactuar con los usuarios para conocer sus experiencias, emociones, motivaciones y frustraciones. El objetivo es ponerse en su lugar y comprender su punto de vista.
- Definir: consiste en analizar la información recogida en la fase anterior y sintetizarla en un problema o reto a resolver. El objetivo es definir el alcance y el objetivo del proyecto.
- Idear: consiste en generar muchas ideas posibles para resolver el problema o reto. El objetivo es explorar diferentes opciones y fomentar la creatividad.
- Prototipar: consiste en dar forma a las ideas seleccionadas mediante bocetos, maquetas, modelos o simulaciones. El objetivo es materializar las ideas y hacerlas tangibles.
- Testear: consiste en probar los prototipos con los usuarios reales y recoger su feedback. El objetivo de esto es verificar las soluciones y detectar sus fortalezas y debilidades.
¿Cómo podemos aprovechar esta metodología?
La podemos utilizar para resolver problemas de forma creativa e innovadora. Basandose en la empatía con el usuario, colaboración interdisciplinaria y experimentación.
Algunos ejemplos de empresas que han utilizado con éxito:
- Apple: ha utilizado la metodología para crear productos icónicos como el iPhone, el iPad y el MacBook. La empresa se centra en comprender las necesidades de sus usuarios y en diseñar productos que sean fáciles de usar y que resuelvan problemas reales.
- Airbnb: ha utilizado esta metodología para crear una plataforma que permita a las personas reservar alojamientos en todo el mundo. Centrándose en comprender las necesidades de los viajeros y diseñar una plataforma fácil de usar y que permitiera a las personas encontrar el alojamiento perfecto para sus necesidades.
Otros ejemplos de Design Thinking en acción:
- Un hospital: podría utilizarla para mejorar la experiencia del paciente. Por ejemplo, el hospital podría entrevistar a pacientes para comprender sus necesidades y frustraciones. Entonces, el hospital podría utilizar esta información para diseñar nuevos procesos y servicios que mejoren la experiencia del paciente.
- Una escuela: podría utilizar la metodología para mejorar el aprendizaje de los estudiantes. Por ejemplo, la escuela podría entrevistar a los alumnos para comprender sus estilos de aprendizaje y sus intereses. Entonces, utilizaría esta información para diseñar nuevas experiencias de aprendizaje que sean más efectivas para los estudiantes.
- Una empresa de tecnología: podría usar Design Thinking para desarrollar nuevos productos y servicios. Por ejemplo, entrevistando a sus clientes comprendiendo sus necesidades y frustraciones. Entonces, la empresa podría utilizar esta información para diseñar nuevos productos y servicios que resuelvan problemas reales para sus clientes.
El Design Thinking es una metodología poderosa que se puede utilizar para resolver problemas de forma creativa e innovadora. Se puede aplicar en cualquier industria o sector, y permite ayudar a las organizaciones a mejorar sus productos y servicios.